En 2001, se estrenó en Japón «Kairo» (2001), una película de Kiyoshi Kurosawa que desafió los estándares del cine de horror de ese tiempo. Esta historia abordó la incertidumbre del nuevo siglo, la globalización y la alienación provocada por la tecnología. La película también trata sobre la soledad, la melancolía y el significado de nuestras relaciones.
Japón en el siglo XXI estaba sumergido en un cine de horror. Películas como «Ringu» (1998), «Ju-on» (2000) y «Audition» (1999) mostraban personajes enfrentándose a una oscura realidad, sin escapatoria y con finales desoladores. Sin embargo, Kurosawa logró presentar una historia que capturaba la melancolía y soledad de aquellos tiempos, con un final ligeramente esperanzador, ofreciendo así una propuesta diferente al cine comercial de entonces.
Historias entrelazadas en Kairo
«Kairo» narra dos historias que se entrelazan a medida que avanza la película. La primera sigue a un grupo de amigos que investiga la desaparición de un compañero de trabajo. Esto desencadena horrores inimaginables. La segunda historia presenta a un estudiante universitario solitario que busca ayuda con su computadora a una profesora de informática. La computadora reproduce videos perturbadores de personas aleatorias de Tokio.
Si la soledad es abrumadora en vida, es posible que al morir uno se sienta acompañado por las almas en el purgatorio. Sin embargo, en esta película, incluso los fantasmas se sienten solos. Han optado por usar las computadoras para comunicarse con los vivos y establecer lazos en la eternidad. Buscan sentirse acompañados.
Terror existencial en su máximo esplendor
Los protagonistas se enfrentan a este mundo, presenciando cómo sus seres queridos, al darse cuenta de la falta de certeza incluso en la muerte, deciden renunciar a su existencia y sumergirse en el vacío absoluto. El inquietante clímax representa magníficamente esta situación, una declaración sobre las relaciones efímeras e inestables.
Justo cuando estás al borde del asiento, deseando que los protagonistas encuentren paz en medio del caos, Kurosawa da una última vuelta a la historia que puede resonar con muchas personas. Pero no quiero arruinarlo aquí. «Kairo» es sin duda alguna una experiencia cinematográfica imperdible.